lunes, 14 de julio de 2014

¿OKUPAS EN UN RASCACIELOS MILITAR?


Málaga, ciudad demasiado vieja y muy poco consciente de sí misma, presenta una enorme colección de monstruosidades arquitectónicas, como el impropio templo de Stela Maris (tan defendido por los arquitectos “oficiales”, a pesar de su fealdad, que desentona tanto en la monumental Alameda); pero el mamotreto más esperpéntico es el rascacielos de Gibralfaro.

Gibralfaro es el DNI y hasta el ADN de Málaga. Con toda probabilidad, Málaga nació por la presencia de esa mole junto a un caladero cómodo. Es lo que demuestran la historia y, sobre todo, las excavaciones, pues se encontraron cerca del teatro romano restos de más de cuatro mil años. A pesar de su carácter sagrado, Gibralfaro ha padecido toda clase de ofensas, en especial de esa junta foránea y hostil que ha cubierto de hormigón armado algunas murallas seculares, sin el menor pudor, y ha plantado un enorme casetón verde encima de las venerables piedras del Teatro Romano. Pero el atentado más ominoso y ofensivo es el rascacielos militar junto al Paseo Reding, cuya permanencia no se puede comprender. Nadie la puede comprender. Involuntariamente, da para preguntarse si no es una especie de Gibraltar del franquismo en pleno corazón de Málaga.

Según el relato del articulista Alfonso Vázquez en La Opinión de Málaga, da para preguntarse si no se trata de una construcción ilegal, llena de “okupas” jactanciosos a quienes Málaga les importa un comino. Porque según cuenta el articulista, comenzaron las obras sin licencia municipal y al inspector que acudió a ver qué pasaba, lo echaron amenazándolo con fusiles.
El alcalde dice que para expropiarlo y demolerlo necesitaría más de mil millones de euros. Pero las autoridades locales no se mojan ni una gota si se trata de tareas complicadas y demasiado arduas, que puedan tomar más de los cuatro años del mandato. También dijeron que para liberar la catedral del “tapón” de la Cortina del Muelle, necesitarían 1.300 millones de euros. Demasiados millones si uno examina los precios reales inmobiliarios y los de expropiación que suele tasar la justicia.
Además, si esta odiosa monstruosidad resultara ser no sólo “alegal”, sino claramente ilegal, es posible que no hubiera que pagar expropiación alguna.

Demoler este rascacielos

tiene que convertirse en una prioridad para los malagueños.

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2 comentarios:

  1. Demoler su casa también tiene que ser una prioridad pero de, forma inminente, privarlo de dirigir banderas de odio y azuzar al lector hacia inquilinos que no tienen nada que ver con asuntos pasados. Recuerda usted a un militante de ISIS enarbolando una especie de sharía arquitéctonica sin el menor pudor. Lamentable

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  2. Demoler su casa también tiene que ser una prioridad pero de, forma inminente, privarlo de dirigir banderas de odio y azuzar al lector hacia inquilinos que no tienen nada que ver con asuntos pasados. Recuerda usted a un militante de ISIS enarbolando una especie de sharía arquitéctonica sin el menor pudor. Lamentable

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