miércoles, 7 de septiembre de 2011

El Manuscrito Voynich



El manuscrito Voynich es un misterioso libro ilustrado, de contenidos desconocidos, escrito hace unos 500 años por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idiomaincomprensible, el denominado voynichés.
A lo largo de su existencia constatada, el manuscrito ha sido objeto de intensos estudios por numerosos criptógrafos profesionales y aficionados, incluyendo destacados especialistasestadounidenses y británicos en descifrados de la Segunda Guerra Mundial. Ninguno consiguió descifrar una sola palabra. Esta sucesión de fracasos ha convertido al manuscrito en el Santo Grial de la criptografía histórica, pero a la vez ha alimentado la teoría de que el libro no es más que un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin sentido alguno.

Sin embargo, el que cumpla la ley de Zipf, que viene a decir que en todas las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional a su frecuencia de aparición (cuantas más veces aparece una palabra en un idioma, más corta es), hace pensar que se trata no sólo de un texto redactado en un lenguaje concreto, sino también que este lenguaje está basado en alguna lengua natural, ya que lenguajes artificiales como los élficos de Tolkien o el klingon de Star Trek no cumplen esta regla. Esto es debido a que la explicación a esta ley se basa en la economía lingüística: las palabras que más utilizamos son más cortas y así requieren menos energía, por ello es el uso de una lengua el que acaba por imponer esta ley. Es prácticamente imposible que el autor del manuscrito Voynich conociera la ley de Zipf, enunciada muchos siglos después, y por tanto que la aplicase a una lengua inventada por él.

El nombre del manuscrito se debe al especialista en libros antiguos Wilfrid M. Voynich, quien lo adquirió en 1912. Actualmente está catalogado como el ítem MS 408 en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale.
En 2009, investigaciones de la Universidad de Arizona (EE.UU.) demostraron, mediante la prueba del carbono 14, y con una fiabilidad del 95%, que el pergamino del manuscrito podía datarse entre 1404 y 1438.1 2 Por otra parte, el McCrone Research Institute de Chicagodemostró que la tinta fue aplicada no mucho después, confirmando así que el manuscrito es un auténtico documento medieval.
Descripción
El libro tiene alrededor de 240 páginas de pergamino, con vacíos en la numeración de las mismas (la cual es aparentemente posterior al texto, quizás del siglo XVI), lo que sugiere que varias páginas se habían extraviado ya antes de su compra por Voynich. Para evitar extravíos posteriores el padre Theodore C. Petersen lo fotocopió en 1931, repartiendo dichas copias entre varios investigadores interesados en su estudio e intento de traducción. Se utilizó pluma de ave para escribir el texto y dibujar las figuras con pintura de colores; según se puede apreciar, el texto es posterior a las figuras, ya que en numerosas ocasiones el texto aparece tocando el borde de las imágenes, algo que no ocurriría si éstas hubiesen sido añadidas posteriormente.
Ilustraciones
Las ilustraciones del manuscrito no aclaran los contenidos del texto pero denotan que el libro consta de seis "secciones", con diferente materia y estilo. Exceptuando la última sección, que contiene únicamente texto, casi la totalidad de las páginas contienen al menos una ilustración. Las secciones y sus nombres convencionales son:
 Herbario: cada página muestra una planta (en ocasiones dos) y algunos párrafos de texto, un formato típico de herbarios europeos de la época. Algunas partes de estas ilustraciones son copias en mayor escala y detalle de bocetos vistos en la sección farmacéutica(debajo).
 Astronómica: Contiene diagramas circulares, algunos de ellos con soles, lunas y estrellas, lo que sugiere que trata de astronomía oastrología. Una serie de 12 diagramas muestra símbolos convencionales para constelaciones zodiacales (dos peces para Piscis, un toro para Tauro, un soldado con un arco para Sagitario, etc.). Cada símbolo está rodeado por exactamente 30 figuras de mujeres en miniatura, la mayoría de ellas desnudas, cada una sosteniendo una estrella. Las dos últimas páginas de esta sección (Acuario y Capricornio) se extraviaron, mientras que Aries y Tauro están separados en cuatro diagramas con 15 estrellas cada uno. Algunos de estos diagramas se encuentran en páginas desplegables.
 Biológica: Un texto denso y continuo con figuras de pequeñas mujeres desnudas tomando baños en balnearios públicos o tinas interconectadas por una elaborada red de tuberías, algunas de ellas claramente en forma de órganos del cuerpo. Algunas de las mujeres llevan coronas.
 Cosmológica: Más diagramas circulares, pero de naturaleza desconocida. Esta sección también posee páginas desplegables, una de ellas de seis páginas de largo, que contiene una especie de mapa o diagrama con seis "islas" conectadas por calzadas, castillos y posiblemente un volcán.
 Farmacéutica: Varios dibujos con leyendas de partes de plantas aisladas (raíces, hojas, etc.); objetos similares a jarras farmacéuticas (albarelos) a lo largo de los márgenes y algunos párrafos de texto.
 Recetas: Muchos párrafos cortos, cada uno marcado con una "viñeta" en forma de flor (o estrella) que hacen pensar en una serie de órdenes, pasos o instrucciones para elaborar algo (presumiblemente un producto químico o alquímico).
[El texto
La sección "biológica" del texto contiene texto apretado e ilustraciones de mujeres bañándose desnudas.
El texto (llamado voynichés) fue claramente escrito de izquierda a derecha, con un margen derecho desigual. Las secciones más largas se encuentran partidas en párrafos, a menudo con "viñetas" en el margen izquierdo. No hay evidencia de signos de puntuación.
El texto es fluido, como si el escriba entendiera lo que estaba escribiendo mientras lo hacía; el manuscrito no da la impresión de que cada carácter haya tenido que ser calculado antes de ser escrito en la página.
El texto consiste de más de 170.000 glifos, normalmente separados unos de otros por pequeños espacios. La mayoría de los glifos están escritos con uno o dos trazos simples. Considerando que existen disputas sobre si ciertos glifos son distintos o no, se calcula que el alfabeto entero consta de entre 20 y 30 glifos totales para casi todo el texto, con raras excepciones de algunas docenas de caracteres "extraños", encontrados una o dos veces en todo el texto.
Los espacios más anchos dividen el texto en alrededor de 35.000 "palabras" de longitud variada. Estas parecen seguir una cierta fonética o reglas ortográficas de cierto tipo; por ejemplo, algunos caracteres deben aparecer en cada palabra (como las vocales en el castellano), algunos caracteres nunca siguen a otros, algunos pueden ser dobles pero otros no.

El análisis estadístico del texto reveló patrones similares a los de lenguas naturales. Por ejemplo, la frecuencia de palabras sigue la Ley de Zipf y la entropía (alrededor de 10 bits por palabra) es similar a aquella de textos en latín. Algunas palabras aparecen exclusivamente en ciertas secciones, o sólo en algunas páginas; otras son frecuentes en todo el manuscrito. Existen muy pocas repeticiones entre las miles de "leyendas" adjuntas a las ilustraciones. En la sección herbario, la primera palabra de cada página aparece solamente en esa página, pudiendo representar el nombre de la planta.
Por otro lado, el "idioma" del manuscrito Voynich, el voynichés, es distinto de los idiomas europeos en varios aspectos. En particular no existen palabras con más de 10 "letras". Además, la distribución de letras dentro de una palabra es algo peculiar: algunos caracteres aparecen solamente al principio de una palabra, otros solamente al final y algunos siempre en el medio.
El texto parece ser más repetitivo que los típicos idiomas europeos; existen secuencias en las cuales la misma palabra común aparece hasta tres veces consecutivas


EL CUENTO DEL MANUSCRITO VOYNICH LLEGA AL FINAL
Pedro Alberto Gallardo
Un informático inglés propone una explicación para el enigmático libro, mientras la Revista "Año Cero" atribuye su autoría a Ramón Llull.

El manuscrito Voynich ha alcanzado celebridad mundial debido a que sus textos, trazados con bella e intrigante caligrafía, no han sido descifrados hasta la fecha. El libro, cuyas 234 páginas contienen grabados de plantas fantásticas, símbolos zodiacales y mujeres desnudas, fue propiedad del emperador Rodofo II en la Bohemia del siglo XVI, a quien se lo vendieron por 600 ducados de oro creyendo que era obra del filósofo medieval inglés Roger Bacon.

Fue en 1912 cuando Wilfrid Voynich, un anticuario norteamericano, adquirió el manuscrito en Italia e hizo circular copias de éste con la esperanza de encontrar un traductor. Un siglo después, continúa desafiando a los decodificadores. Ahora se encuentra en la Universidad de Yale.

Durante mucho tiempo se ha sostenido la posibilidad de que el texto esté codificado. Pero los criptógrafos, que han vencido a otros textos cifrados de esa misma época, no han conseguido "craquearlo" por más que se han esforzado durante los últimos 30 años,

Lógicamente cada vez cobra más fuerza la hipótesis de que el texto sea una broma, y que el libro sea un fraude en su totalidad. El principal argumento en contra del fraude es que, dada la compleja estructura de las palabras que aparecen en el libro, mantenerla con regularidad sería un fraude tan laborioso que sobrepasaría a cualquier impostor.

Sin embargo Gordon Rugg, ingeniero informático de la Universidad de Keele, Reino Unido, cree estar muy cerca de dar una explicación sobre cómo fue creado el texto. Según informa el semanario británico “The Economist” (13 de febrero de 2004) Rugg ha conseguido generar texto con igual apariencia al que contiene el libro, utilizando no precisamente tecnología digital avanzada del siglo XXI, sino métodos rudimentarios del siglo XVI.

Rugg intuyó que si el manuscrito Voynich es una estafa, entonces un posible sospechoso es Edward Kelley, un oscuro artista de la época isabelina. El ingeniero practicó una de las técnicas conocidas de Kelley, usando una cuadrícula de 40 filas y 39 columnas cuyas líneas le sirvieron de guías para dibujar las sílabas de Voynich. A continuación superpuso un cartón con cuatro ventanas cuadradas en diagonal sobre la cuadrícula, y comenzó a formar las palabras que resultaban de unir las sílabas que quedaban visibles a medida que él iba moviendo la plantilla agujereada. El resultado, que para algunos puede ser desolador, fueron palabras con los mismos patrones internos que las del libro. Rugg y su equipo trabajan ahora en un programa de ordenador que detecte todos los patrones existentes en el manuscrito y los reproduzca. Si su hallazgo se confirma, significará que inventar algo que parezca un lenguaje con regularidad en los patrones no es tan difícil, y esto ya no será un argumento válido para negar el fraude.

Tanto si el manuscrito resulta ser un fraude, como si al final es descifrado, en cualquier caso parece que tiene sus días contados como objeto de exposición en la vitrina de lo supuestamente paranormal. Quizá conscientes de que el tiempo se acaba, o quizá ignorantes de todo, los muchachos de la revista Año Cero se han lanzado a obtener una última cosecha del affaire Voynich en un reportaje de su edición de febrero de 2004.

La tesis central del reportaje es atribuir el manuscrito a Ramón Llull, que fue filósofo, novelista, alquimista, clérigo, mujeriego, viajero, comerciante e incluso predicador del cristianismo en el norte de África allá por el siglo XIV, tarea en la que al parecer perdió la vida. La autoría del mallorquín es unas veces propuesta como posibilidad, otras zanjada como prácticamente un hecho incontestable,. Como Leonardo o Newton, el mallorquín es uno de esos personajes especiales de la historia a los que, dado lo pintoresco y variado de su vida, es fácil recurrir para colocarles cualquier papel o rellenar cualquier hueco y que así cualquier teoría, incluso la más infundada, encaje.

Ahí van algunas perlas sobre el manuscrito de Voynich que se dejan caer en la revista mencionada, con la firma de Josep Guijarro:

-Se presenta una reseña de un libro en el que se afirma que el manuscrito contiene las claves de logros tecnológicos como la píldora anticonceptiva o el avión supersónico Concorde.

-Considerando que el prólogo del manuscrito, supuestamente obra de Bacon, alude a un original guardado “bajo las montañas que corren sobre la costa oeste de un lejano lugar, situado en el extremo sur del planeta” y, dado que algunas de las extrañas plantas dibujadas en las páginas parecen girasoles, y que éstos no fueron introducidos en Europa hasta después del descubrimiento de América, ¿a qué esperamos para deducir que en el siglo XIII los alquimistas ya conocían la existencia del Nuevo Mundo? Guijarro no deja pasar la oportunidad de sugerir tan “lógica” conclusión.

-Se cuenta la rocambolesca historia de un alemán que a principios del siglo XX aseguró haber recibido la clave para descifrarlo en un "código secreto que utilizaban los habitantes protohistóricos del extremos sur del planeta". Roidingercht -que ese era su nombre- contó que "el libro habla de una civilización desaparecida, cuyos integrantes eran seres de no más de un metro de altura y que dominaban la gravedad, que poseían máquinas para horadar la roca y construir grandes ciudades subterráneas que se intercomunicaban bajo tierra con el resto del planeta". Roidingercht "despareció misteriosamente".

-No falta, como es natural, la mención de rigor al supuesto interés de los servicios de inteligencia norteamericanos por el asunto. En todo misterio que se precie no debe faltar el ejército, el gobierno, la CIA o todos juntos.

Como se ve, no ha sido difícil tejer el popurrí y hacer del tema Voynich no un misterio, sino la madre de todos los misterios. Lamentablemente, por culpa de un maldito informático inglés, todos los libros o reportajes de tipo esotérico o paranormal dedicados a este célebre manuscrito pueden adquirir muy pronto el título de póstumos.

Antes o después el contenido del manuscrito será conocido por todos. Si no es un fraude, probablemente resultará ser un tratado común de interés modesto, y no la clave de la sabiduría universal ni un lenguaje trascendente para hablar con los ángeles. El mito de Voynich está condenado a sufrir el mismo destino que aquella civilización marciana constructora de pirámides, caras y canales, que se evaporó en los mustios desiertos rojizos en cuanto el hombre racional le puso la mano encima

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