martes, 11 de diciembre de 2012
LOS MALAGUEÑOS SOMOS OTRA COSA.
Ningún malagueño capitalino actual desciende de los moros. Fernando el católico se encargó de que así fuera; Málaga se resistió mucho a la invasión castellana, mucho más de lo que Fernando era capaz de admitir, y se vengó vendiendo a los once mil malagueños como esclavos en el puerto de Nápoles.
Málaga quedó desierta; de modo que Fernando y Carlos I tuvieron que colonizar Málaga trayendo colonos de Cantabria, Asturias, Galicia y La Rioja. Por ello, no tenemos nada que ver con nuestros vecinos. En Granada y Córdoba, se encomia esa “mujer morena” que tan poco abunda aquí, porque la mayoría de los malagueños somos pálidos, castaños o rubios. De manera que las capitales más cercanas nos desprecian. Podría aportar pruebas personales muy contundentes sobre el inadmisible desprecio de los sevillanos hacia los malagueños, o el de los granadinos, pero bástenos mirar la historia más reciente, para averiguar los epítetos que nos dedican o recordar refranes como “malagueño es el peine pa que no peine”.
Málaga no puede sobrevivir asociada con esas capitales vecinas. Necesita emprender su propio futuro, como ha venido haciendo a lo largo de nuestra corta historia de 500 años, aunque la ciudad sea la más vieja del sur de España.
MÁLAGA PUEDE
Hay que leer y aprenderse de memoria los lemas de la ciudad. La “más denodada y la primera en el peligro de la libertad” puede emprender caminos originales, libre de los encorbatados que nos aplastan.
LOS MALAGUEÑOS PODEMOS
Hay que encontrar las callejuelas, pero no cabe duda de que los vecinos de Málaga podemos hacer mucho de lo que hacen quienes nos mangonean.
ESCRIBID A:
malagapuede@yahoo.es
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