Hace unos años, me llevé una gran sorpresa en la isla de Lanzarote. Es una isla cuya belleza consiste en su aridez volcánica reciente. Sólo algunos parajes de la erupción menos antigua empiezan a poblarse de líquenes.
Sin embargo, en zonas concretas se observan vigorosos palmerales muy densos. Como recorría la isla en un coche alquilado, me dio por parar para curiosear, a fin de encontrar una explicación lógica para el verdor de esos palmerales tan umbrosos en un paisaje caracterizado por su aridez extrema.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que todos los palmerales exhibían un pequeño rótulo, que rezaba: “Palmeral Almacenes Sánchez” o “Palmeral Taller Servando”.
Habían partido de una idea del finado César Manrique. El cabildo insular ofrecía a las empresas de la isla patrocinar cada una un palmeral con su nombre, a condición de que patrocinase su plantación.
A juzgar por el número de palmerales en Lanzarote, la idea tuvo excelente acogida.
ES POSIBLE QUE ESA FUERA UNA DE LAS SOLUCIONES PARA TRATAR DE CULMINAR EL PARQUE LA VIRREINA, donde veríamos rótulos que rezarían “Bosque de ficus El Corte Inglés”, ”Bosque de jacarandás Larios”, “Palmeral Mayoral” o “Bosque de castaños Ikea”.
Me cuentan que el ayuntamiento invirtió unos 9 millones de euros en acondicionar la entrada, que es espectacular, aunque las barbacoas están muy descuidadas. Para culminar el parque harían falta más de 100 millones de euros…salvo que las empresas y los mecenas de Málaga decidieran patrocinarlo.
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