La Diputación de Málaga iha iniciado una nueva etapa política.
Por primera vez en la historia democrática el PP gobernará esta institución con mayoría absoluta (en el periodo 1995-1999 lo hizo en minoría). Con los votos de los dieciochos diputados del grupo popular, un emocionado Elías Bendodo se convirtió en el octavo presidente del ente supramunicipal desde 1979. Los diez representantes del PSOE votaron en blanco y los tres de IU respaldaron a su candidata y portavoz, Antonia Morillas.
En su discurso de toma de posesión, Bendodo se marcó el reto de potenciar los municipios de la provincia y de convertir a la institución en la «madre» de todos los ayuntamientos y, por ende, cuidar y velar por ellos y en la «Diputación de las personas».
En este sentido, apoyó su confianza en el futuro de la provincia en seis historias vitales de ciudadanos a los que ha conocido a lo largo de su vida y que resumen el afán emprendedor, la valentía y el empeño de los malagueños. «Esta provincia, la de las personas, es en la que yo creo y a la que voy a servir con todas mis fuerzas», aseguró.
Pero no habló del grave daño causado a la provincia por la política colonial de la junta; con su determinación de imponer las costumbres sevillanas, han sido subdotadas y combatidas las expresiones populares de la provincia de Málaga, donde, incluso, las sevillanas han sustituido a los folclores locales.
El nuevo presidente, que tuvo palabras de agradecimiento a quienes le han precedido en el cargo, se comprometió a devolver a la Diputación un papel institucional destacado. «Es la hora de la provincia de Málaga. Hoy me comprometo a emprender todos los retos que sean precisos para devolver a esta casa una posición predominante en el futuro de la provincia. Todo debe empezar por modernizar sus estructuras de funcionamiento y adaptar sus competencias a la realidad de su capacidad económica en el contexto de una crisis», destacó.
Para ello, Bendodo buscará «la utilidad, eficacia y credibilidad» que los ciudadano demandan a la institución. Y es que, frente a aquellos que cuestionan la eficacia de la Diputación, el nuevo presidente salió en su defensa. «Muchos se amparan en la falacia de la inutilidad de estas administraciones mientras evitan trabajar para hacerlas más eficaces. No conozco organización administrativa o institución que haga una mejor aplicación de las economías de escala que las diputaciones provinciales. Conseguiremos que las diputaciones sean las genuinas representantes de las comarcas y un modelo a seguir de democracia y gestión eficiente de los recursos. La de Málaga ha de ser un referente en la tarea de integración y mantenimiento del equilibrio territorial», dijo.
Los portavoces del PP y PSOE, Francisco Salado y Francisco Conejo, defendieron también la vigencia y el papel institucional de las diputaciones, mientras que su homóloga de IU, Antonia Morillas, abogó por su «desaparición» y una mayor descentralización económica y competencial hacia los ayuntamientos.
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