DEJEMOS DE HACER EL RIDíCULO CON TANTOS AFORADOS
Aforado es alguien a quien las leyes tratan de modo
especial. Es un privilegio que se han venido apropiando los políticos españoles
para sus patrimonios personales desde el comienzo de la Transición.
Pero conviene que recordemos que aquí se afora a sí
mismo hasta el tato. En el país de la picaresca y los ERE, todos quieren burlar
a la justicia cuanto le sea posible, como Pujol y su clan. En España hay más de
17.600 aforados, más que en el conjunto de toda la Unión.
DEBERÍA DARNOS VERGÜENZA
Hacemos el ridículo a escala internacional
proporcionando coartadas a pillos, corruptos y defraudadores, que con ese
privilegio autoconcedido, dilatan las investigaciones legales y los juicios
hasta límites imposibles, de manera que consiguen que sus delitos prescriban
para quedar impunes.
LOS AFORAMIENTOS HAY QUE REDUCIRLOS A OCHO O DIEZ EN
TODA ESPAÑA. Permanecer como estamos es fomentar el compadreo de borracheras y
comilonas, como se viene haciendo en Sevilla desde tiempo inmemorial. Pero ellos,
los pillastres aforados, se resistirán como gatos panza arriba, por lo que no deberíamos
votar a nadie que no renuncie a su aforamiento.
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