martes, 11 de enero de 2011
FENICIOS, PÚNICOS E IBEROS EN MÁLAGA
Málaga y sus alrededores han estado ocupados desde la prehistoria, como prueba de ello tenemos importantes restos pictóricos, dólmenes en Antequera, cuevas como la de la Pileta, Nerja, etc.
La capital de Málaga entra en la historia con la llegada a sus costas de los navegantes fenicios, aunque quizás pudo existir un poblado íbero.
Los fenicios son los que fundan en el siglo VIII en la desembocadura del rio Guadalhorce la colonia Malaka. Comenzó, por parte de estos comerciantes semitas, una interesada búsqueda de las riquezas naturales de la región y, con ella, una carrera de reconocimiento de nuestra geografía y de sus gentes.
En aquellos primeros contactos está el origen de una serie de leyendas, verdaderos enigmas de nuestro pasado más remoto, entre las que sobresalen los mitos de Tartesos y de la colonia griega de Mainake.
Muy cerca de Malaka, los griegos fundan una colonia llamada Mainake, la cual fue arrasada por los cartagineses, que dominaron la zona hasta el 206 A.C. Posiblemente, los motivos económicos que impulsaron a los marineros fenicios a establecer las numerosas colonias que aparecen en la costa malagueña, fueron muy numerosos; entre ellos, la abundancia de madera para su uso en los hornos de fundición, etc.
Entre las actividades económicas que estas colonias desarrollaron, hay que hacer referencia a las industrias pesqueras destinadas a la producción de púrpura y a la salazón; se llegó incluso a acuñar monedas. Nuestras tierras eran una frontera entre dos mundos: los colonizadores de la costa y los íberos del interior.
La segunda mitad del siglo VI es la transición entre las llamadas épocas fenicias y púnica, y cuando se abandonan la mayoría de las colonias fenicias de nuestra costa. La conquista de Tiro por Nabucodonosor en el año 573 convirtió a Cartago en la heredera del comercio fenicio. Los púnicos de Cartago crearon todo un imperio comercial en el que la costa meridional de España jugó un papel destacado.
En los siglos que van desde fines del VI a.C. al cambio de era, los territorios malagueños aparecen ocupados por dos tipos de gentes: los que habitan en la zona costera, denominados Libiofenicios, y los del interior, que los podemos llamar indígenas, íberos o turdetanos. Estas poblaciones quedaron rápidamente captadas por los romanos a comienzos de la segunda centuria y transformándose las más importantes en auténticas ciudades, con cierta autonomía, pero siempre bajo el atento control de los romanos.
NOMBRE FENICIO DE MÁLAGA
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