viernes, 18 de noviembre de 2011
TEATRO CERVANTES
ANTECEDENTES
En la segunda mitad del siglo XIX, un grave incendio destruyó en su práctica totalidad el Teatro de la Libertad, anteriormente llamado del Príncipe Alfonso, inaugurado con motivo de una visita a Málaga de la Reina Isabel II. Tras la pérdida de este emblemático edificio, un grupo de personas de relieve social, muy ligadas al arte y la cultura de la capital, se asocian con el fin de dotar a la ciudad de un nuevo espacio escénico en el que dar cabida a las diferentes artes escénicas que proliferaban fruto del auge económico y cultural que vive la urbe y satisfacer, así, las necesidades de ocio de la burguesía.
EL PROYECTO
Esta comisión, creada para materializar el proyecto de construcción de un gran teatro para la ciudad, encarga la ejecución del mismo al arquitecto municipal Gerónimo Cuervo, autor de grandes operaciones urbanísticas y arquitectónicas, y éste, a su vez, requiere la colaboración del pintor valenciano Bernardo Ferrándiz, afincado en Málaga. La decoración fue concebida conjuntamente por ambos artistas y, debido a la premura de las obras, se vieron en la necesidad de contar con la ayuda de otro pintor, el malagueño Muñoz Degrain.
LA DECORACIÓN DEL TECHO
A Ferrándiz le es encomendada la pintura del telón de boca (en el que el pintor se autorretrata en la figura de Mefistófeles) y del techo de la sala. Para esta última se decide por una alegoría de la ciudad, en la figura de las Bellas Artes, en el centro del lienzo rodeada de todos los aspectos de su economía, entonces en pleno florecimiento: agricultura, alfarería, industria, transporte, pesca, situación estratégica para el comercio marítimo) que, como hemos señalado, dio lugar a la aparición de una clase social acomodada y culturalmente inquieta que propició la construcción del coliseo.
INAUGURACIÓN
Las obras se realizaron entre abril y noviembre de 1870. La inauguración tuvo lugar el 17 de diciembre, con la interpretación de la obertura de la ópera Guillermo Tell. Las crónicas de la época resaltan su capacidad (de 2.300 a 2.400 personas), las excepcionales dimensiones del escenario, así como la ornamentación que crea un conjunto realmente sugestivo en su interior; aunque, sin duda, lo que más atrae es su concepción espacial en la que el arquitecto demuestra su gran talla y formación. El Teatro Miguel de Cervantes, tras expediente abierto por el Ministerio de Cultura, obtuvo el título de Monumento Histórico Artístico.
AÑOS DE ABANDONO
A lo largo de los años, el edificio sufre una serie de cambios de muy diversa índole, pero son la indiferencia y el abandono los que lo convierten, prácticamente, en ruinas. En 1950, el Teatro presenta un serio deterioro; sus instalaciones son acomodadas a las normativas vigentes y se hacen reformas que alteran gravemente su diseño, distribución y elementos arquitectónicos. Se determina la habilitación un bar y una cabina para proyecciones cinematográficas y será ésta la actividad a la que quede reducido.
RECONSTRUCCIÓN DEL TEATRO
En 1984, el Ayuntamiento adquiere la propiedad del Teatro Cervantes y financia las obras para su reconstrucción con la ayuda de las subvenciones del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, el Ministerio de Cultura y la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía. El nuevo teatro -con un aforo definitivo de 1.171 localidades distribuidas entre butacas y palcos- es equipado con los materiales, dispositivos e instrumentos exigidos por las normativas técnicas vigentes para un local público de sus características. S.M. la Reina Doña Sofía asiste a la inauguración, el 6 de abril de 1987, en la que se ofrece un concierto de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Málaga.
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